lunes, 27 de junio de 2011

ABUSO SEXUAL INFANTIL: PREVENIR A TRAVÉS DE UN VÍNCULO SEGURO


No han sido pocos los programas televisivos que en estos años nos han mostrado de forma evidente la realidad del abuso sexual infantil, introduciendo en nuestras mentes la nefasta posibilidad de que nuestros hijos –niños o adolescentes- sean víctimas de un maltrato de dicha envergadura. Surge de forma inmediata entonces la pregunta acerca de cuáles son los factores protectores que disminuyen las probabilidades de que ocurra una situación como ésta, y/o qué hacer como padres para prever y prevenir el ASI. En primer lugar y antes que cualquier otro elemento protector con el que podamos contar, deseo destacar la importancia indiscutible que el desarrollo de un vínculo sano y seguro con nuestro hijo tiene en el resguardo de su integridad. Con esto me refiero de modo general a una relación e interacción que le permita percibir al hijo –sea grande o pequeño- que sus padres están atentos a sus necesidades y son capaces de comprender y respetar la forma en que se sienten. Es decir que le reflejen, muestren o comenten al hijo -cuando consideren necesario y prudente- dichas emociones, sensaciones o sentimientos de una forma tranquila y cariñosa (nunca como una certeza sino como una posibilidad “tal vez te sientes… ¿es así?”). También que los padres contengan al hijo (brinden un espacio –momento y lugar- para que exprese y deposite en ellos lo que siente y lo escuchen atentamente, en silencio y con expresión acogedora), al mismo tiempo que regulen –en la medida de lo posible- estas emociones, tranquilizándolos si están muy excitados, ansiosos o angustiados y/o acompañándolos para que ellos mismos logren calmarse. En este punto tal vez se estarán preguntando cómo previene lo expuesto la ocurrencia del ASI. De la siguiente forma: si en nuestra relación e interacción con el hijo lo acostumbramos y le entregamos el mensaje implícito -a través de estas acciones- de que estamos atentos y respetamos lo que sienten, entonces no será difícil para el padre percibir y para el niño comunicarle a los padres sensaciones extrañas de confusión, intranquilidad, preocupación, tal vez temor o amenaza, vergüenza por algo que hicieron y consideraron que no estaba del todo bien, etc., acortando el tiempo en que el niño pueda tardar en darse cuenta y contar que está siendo involucrado -por otro más grande o con más fuerza que él- en interacciones de tipo sexual. Otra de las tantas características que quiero destacar de un vínculo sano y seguro con el hijo para la prevención de ASI, es la interacción en la correcta asunción de los roles y jerarquía familiar, en donde los padres detenten dicho rol responsabilizándose de las principales tareas de cuidado y protección, proporcionando y poseyendo estabilidad afectiva-emocional, mostrándose fuertes y seguros “por la vida”, mostrando, respetando y haciendo respetar normas y límites en la convivencia. ¿Cómo previene esto el ASI? Generando la sensación en el niño de que LOS GRANDES SON LOS RESPONSABLES de su cuidado y bienestar, que los adultos son principalmente quienes deben poner y respetar los límites en la interacción (cualquiera que esta sea), que son estables emocionalmente y que “no se van a morir de pena” frente a las dificultades de la vida (ej: develación de ASI por parte del niño), al mismo tiempo que permite entregarles la seguridad de que estarán absolutamente protegidos por sus padres frente a cualquier peligro o amenaza, “porque sus padres son más fuertes y pueden contra cualquier agresor que los quiera intimidar…” si… a los niños e incluso a los adolescentes les gusta pensar y sentir esto, los tranquiliza y les da mayor estabilidad. Por último, éstas y otras características de un buen vínculo con el hijo permitirán que otras herramientas de prevención sean eficaces. ¿Cómo cuáles? La educación sexual, integración de límites, valoración de la intimidad y manejo del propio cuerpo (generalmente los preescolares identifican a muchas personas en el cuidado de la higiene del cuerpo), autoestima y autoconfianza, estrategias de autocuidado, entre otras. Todo lo que en conjunto proveerán al niño y a sus padres de una sensación de mayor resguardo frente a las dificultades, riesgos y peligros.

Lo mejor… construir un vínculo cercano con nuestros hijos y ser “GRANDES” frente a sus ojos.

sábado, 26 de marzo de 2011

En el inicio... una breve introducción a la intervención temprana en salud mental infantil

Al reiniciar este año 2011 mi consulta particular, quisiera contarles que estuve prácticamente ausente durante dos años porque asistí a un magíster sobre estrategias tempranas de intervención en salud mental infantil. Mi inquietud en realizar esta formación surgió frente al desafío de atender a adolescentes embarazadas, madres y a sus hijos, en el trabajo institucional donde me desempeño hace tres años. Cuando comencé a trabajar con esta población me di cuenta que no era suficiente mi formación académica y experiencia profesional en el área de la psicología infanto-juvenil para comprender y poder brindar ayuda eficaz a estas jóvenes mujeres en su proceso de embarazo y post-parto, así como a sus hijos durante la primera infancia desde el nacimiento y hasta los tres años de edad.
Frente a esta situación recurrí entusiastamente a libros e instancias de formación académica relacionados con la teoría del apego, vínculos tempranos y desarrollo durante los primeros años de vida. Y me encantó!!! Cuando le cuento a las personas sobre mi trabajo en este ámbito, a menudo me preguntan de qué forma la psicología puede ayudar a los bebés y niños pequeños, ya que se tiene la clásica idea del profesional psicólogo frente a un paciente o “consultante” conversando extensamente sobre algún problema afectivo o del comportamiento, o bien, a la “tía psicóloga jugando toda la sesión con el niño”.
Pues bien, cuando que se comenzó a investigar sobre el desarrollo de las personas en sus primeros años de vida, se observó la importancia que los vínculos afectivos, la calidad de los cuidados y en definitiva las experiencias tempranas tienen en el curso evolutivo y crecimiento del niño, como factores determinantes de salud mental o de psicopatología. Desde que se obtiene este conocimiento científico, se han buscado y probado distintas formas de apoyar el desarrollo socio-emocional temprano del infante, teniendo por su puesto como punto de partida a sus cuidadores, las características constitutivas del niño (herencia genética) y el tipo de relación vincular que se establece desde el primer contacto padres-bebé, e incluso antes en su proceso de gestación... y me atrevería a decir -con fundamento- que desde la propia infancia de los padres. De esta forma, padres, infante y relación vincular son protagonistas de la intervención que realiza la psicología en esta etapa vital.
Algunos se preguntarán ¿qué hay de nuevo? Los temas que surgen durante estos años, la forma en que se enfocan, evalúan y abordan tanto la promoción del desarrollo socio-emocional, como los problemas que puedan surgir en los primeros años de vida. Al escribir estas líneas me ocurre que quisiera contarles y extenderme en detalle sobre estos distintos tópicos de interés. Sin embargo, me encuentro con la limitante de que no puedo extenderme demasiado y de una sola vez. Principalmente quiero poder acercar a ustedes la psicología del embarazo, puerperio y primera infancia, de forma simple y fácil, para que puedan saber que existe la forma de responder a las inquietudes que ustedes como gestantes o padres pudieran estar teniendo, e incluso decirles que si tienen una situación difícil que los aqueja en este ámbito, existen formas de encontrar solución, alivio y mejoría.
En este sentido, me comprometo a ir comentándoles a través de este blog los diferentes temas que ocupan a la intervención temprana en salud mental, y a entregarles información académica por medio del portal web http://www.psicovital.cl/ en su apartado “temas de psicología” que pongo a disposición de ustedes para dicho fin. Como madre, se que es útil contar con información que nos oriente sobre temas de infancia y desarrollo, y además que nos pueda aproximar a la comprensión de la forma en que ejercemos la parentalidad de la manera en que lo hacemos. Bien, ha sido un placer y estoy a su disposición. Me pueden escribir en la parte de comentarios o al mail xsaavedra@psicovital.cl. Hasta la próxima.

martes, 15 de abril de 2008

Psicovital ... El concepto

La Vida es un regalo y una experiencia maravillosa si aprendemos a convivir y a adaptarnos a las diversas circunstancias ordinarias y extraordinarias que involucra la existencia en el mundo, poseyendo desde el nacimiento – e incluso antes- una serie de atributos personales y recursos sociales, que nos permiten ir obteniendo en cada etapa evolutiva la madurez biopsicosocial necesaria para desarrollar nuestras potencialidades, subsistir y ser Felices.
En este sentido la vida de las Personas -al igual que un árbol- requiere asentarse sobre una base estable y rica en nutrientes, que le proporcione acogida y seguridad para crecer lentamente, dar frutos y brindar al medio el aporte que está llamado a realizar; siendo la Familia o personas significativas pilar de su existencia primera, base de su crecimiento y apoyo en su evolución, convirtiéndose la persona al mismo tiempo y de forma paulatina en sostén de otros.
En este camino de crecimiento y evolución, la Psicología pretende entregar apoyo a cada persona y familia en sus distintas etapas, dar luces y orientaciones respecto al bienestar humano, proporcionar compañía en los procesos de desarrollo, y facilitar la elaboración de los diversos conflictos que surgen en el transcurso de la vida; adquiriendo de este modo una relevancia Vital en el logro del equilibrio y armonía necesarios para transitar conformes y contentos por la vida… colmados de Vitalidad.